Una nueva encuesta sugiera que los ateos y agnósticos tienen mejor sexo que la gente religiosa.
La religión puede ofrecer beneficios personales sin límites, pero parece que una fantástica vida sexual no es una de ellas. De acuerdo con el psicólogo Darrel Ray de la Universidad de Kansas, la gente religiosa sufre intensa culpa durante y después del acto sexual. Aquellos devotos a su religión experimentan remordimiento después del orgasmo. Los ateos y agnósticos, por otro lado, parecen disfrutar de mejores vidas sexuales.
No se trata de que un grupo sea mas libertinos que los otros. Los 14,500 participantes del estudio de Ray “Sexo y Secularismo” tuvieron sexo el mismo número de veces por semana y se tornaron sexualmente activos a la misma edad. Tanto creyentes como no creyentes vieron pornografía, tuvieron sexo oral e incluso buscaron aventuras sexuales. La diferencia es que mientras los ateos y agnósticos reportaron sentirse cómods compartiendo sus fantasías, la gente religiosa se sintió incómoda incluso con la idea de sentir esos deseos.
Debemos notar, sin embargo, que el estudio solo encuestó a gente que fue alguna vez religiosa, pero que ha abandonado su fe desde entonces. Entre más conservadora es la religión, peor se sintieron respecto a su sexualidad los que alguna vez practicaron dicha fe. Los mormones se situaron en el primer lugar en la escala de culpabilidad, puntando 8.19, seguido por los testigos de Jehová, los Pentecostales, los Adventistas del Séptimo Día y los Bautistas. Los Católicos y los Luteranos se encontraron entre los más relajados con este tema, puntuando 6.34 y 5.88 respectivamente. Los ateos y agnósticos puntuaron 4.71 y 4.81.
Como si esta disparidad no pareciera suficientemente dramática, considera esto: 79.9 por ciento de la gente criada en hogares religiosos reportaron sentirse culpabres respecto a un acto sexual o deseo particular, comparado con el 26.3 por ciento de las personas criadas en hogares seculares. De modo similar, 22.5 por ciento de aquellos con educación religiosa dijeron haberse sentido culpabes de masturbarse, mientras que 5.5 de aquellos que no recibieron educación religiosa experimentaron lo mismo.
Aunque esta encuesta es meramente informativa (si no un tanto desalentadora para aquellos de nosotros con inclinaciones religiosas), sus hallazgos deben ser tomados con un grano de sal ya que Ray no le pidió a la gente religiosa que llenaran la encuesta por si mismas. Ni tampoco ofrece una solución para cómo pueden mejorar las personas devotas su vida sexual, si es que están tan mal.
A este punto, la única sugerencia practica del estudio es dejar la iglesia para tener mejor sexo, ya que concluye que aquellos que se salen de su religión reportan una marcada mejoría en su vida sexual (si involucrarse en actos sexuales degenerados contra-natura es mejorar, creo que estamos peor). El sentido común dice que la culpa religiosa permea en aquellos que dejan la iglesia, pero la encuesta de Ray reveló que aquellos que abandonaron sus creencias calificaron su satisfacción de 7.81.
¿Podría beneficiarse la encuesta con revisión inter-pares y la perspectiva de la gente que de verdad practica su ve? Definitivamente – pero mientras tanto, despierta algunos debates sobre como algunas visiones de la vida moldean nuestra comprensión (y dominio) del sexo.
¿Ha afectado la religión tu vida sexual, ha sido para mejorar o para empeorar?